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 Mario: Te agradezco que me hayas enviado tu hermoso documental, tan personal e intenso...y agregaría sin exagerar.. tan tierno. Aprovechando este fin de semana largo, cuando los bullicios de la ciudad se van al mar o a a montaña me dispuse a verlo nuevamente. Creo que el silencio de una tarde palermitana propició el marco adecuado para ver esas imágenes que irremediablemente me trasladaron a otro espacio que el de mi escritorio. Son pocos los documentales que me conmueven. Los más pueden ser admirables, fuertes, directos, bien estructurados, etc. pero pocos los que me llegan al alma y el tuyo me arrancó una lágrima furtiva, que se fue rodando, rodando por la mejilla, como en el tango de Piazzolla, hasta tocar mi corazón. Tanta ternura...tanto amor...tanta fortaleza...tanta alegría. Difícilmente pueda ser ignorado. Más bien es un bello ejemplo de vida y una ofrenda al amor. Mario, te agradezco el regalo, te agradezco la tarde tan sensible y tan llena  de misteriosos mensajes que pasé en mi departamento palermitano, lejos de esos ruidos que a veces nos estremecen hasta el dolor, pero que en esa tarde, misteriosamente desaparecieron. Gracias Mario y deseo que tu ternura no desaparezca nunca. Abrazos,

Humberto