| En los medios |
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Entrevista a Mónica Chirife - Textos: Mario Zalazar
Dicen que la única discapacidad que hay en la vida es la actitud negativa. Pero la simplicidad y contundencia de este razonamiento no siempre puede ser puesto entre las actitudes que deberían regir nuestras vidas. Sin embargo hay personas que, sometidas a situaciones límites y enfrentadas a muros altísimos que superar, se enfrentan a la vida con un ¡Si puedo!. Esta es la actitud que el destacado realizador fílmico Mario Piazza refleja en la película “Madres con ruedas”. Cuenta la historia de su esposa, Mónica Chirife, discapacitada por una poliomielitis infantil, que con una gran templanza desarrolló su vida plenamente, alcanzando día a día, pequeños-grandes logros, entre ellos, ser madre... una madre con ruedas.
¿Te fue difícil ser una mamá con ruedas? No especialmente. Todas las madres tienen problemas, los míos quizás sean diferentes, pero no me impidieron disfrutar y criar a mi hija. Pero todo con muchas ganas. Una madre con ruedas es igual a una sin ruedas, a pesar de que, en su caso, necesita de toda la ayuda de su familia para desenvolverse como tal. Yo no había tenido deseos de ser madre, pero a partir de la convivencia con Mario, este deseo apareció y fue creciendo.
Con muchos miedos, supongo… Sí, pero no al principio. Estaba segura, después de la opinión de los médicos, que podía hacerlo. El deseo de ser mamá era tan grande que pasé por encima de cualquier razonamiento. Pero el fracaso en ese primer embarazo hizo aparecer los miedos aunque las ganas seguían intactas. Cuando quedé embarazada por tercera vez (de María, 1990) y luego de los dos intentos frustrados, el temor más grande era que volviera a frustrarse el nuevo embarazo, que no llegara a un buen alumbramiento. Una vez nacida, María tenía bajo peso y yo tenía miedo de que no aumentara. En ese momento mi miedo era que no fuera creciendo como correspondía.
Ahora 18 años después, ¿seguís teniendo miedo? Tenemos miedos o preocupaciones como todas las madres. La nuestra es una maternidad con más dificultades porque hay muchas cosas que no podemos hacer, pero todas las madres tienen problemas. Nosotras lo compensamos, hacemos lo mismo de otro modo. El amor y nuestro instinto de madre es universal
¿Para María siempre fue normal tener una mamá con ruedas? Supongo que si. También es cierto que desde chicos notan las diferencias con respecto a otras mamás desde el punto de vista físico. La educación que les impartimos a nuestros hijos es como la de cualquier otra mamá, pero son niños que han tenido que manejarse con situaciones totalmente diferentes a las de otros chicos. Y esto los lleva a ser fundamentalmente solidarios incluso a crecer y ser independientes más pronto. María a los 4 años sabía abrir la puerta del ascensor, a caminar sola por la calle porque yo no le podía dar la mano. Siempre hizo cosas que otros chicos no están acostumbrados
¿Cómo surgió la idea de testimoniar tu experiencia a través de una película? Aunque tenemos recuerdos distintos con Mario acerca de cómo nació la idea de hacer estas filmaciones, yo tuve un enorme deseo de testimoniar lo que podíamos hacer las mamás en sillas de ruedas y juntar los testimonios de otras amigas que, como yo, criaban a sus hijos desde la silla. En tanto Mario pensaba testimoniar mi vida en imágenes. Así nacieron las primeras tomas que con los años serían la parte principal de "Madres con ruedas".
¿Cuál es tu sensación ahora que ves la película terminada? Lo más importante es que realmente hay mucha gente que la vio. Se cumplió mi objetivo, que era mostrar parte de nuestras vidas. Pero también tengo la sensación de que hay muchas cosas que quedaron afuera. Se hizo lo que se pudo. Siempre quise mostrar lo que podíamos hacer las personas discapacitadas, pero cuando nació María sentí como una fuerza interna muy fuerte para retratar lo que yo podía hacer y lo que mis amigas en situación de madres podían hacer. ¿Sentís que hay gente que no se atreve a ver la película? Sí, puede ser. La gente no quiere sufrir ese sentimiento de tristeza o lástima por las personas que no pueden correr, ni subir escaleras, ni caminar. Pero ciertamente es por una cuestión de ignorancia, de falta de conocimiento que, a pesar de todo, podemos reírnos, amar, gozar en todo sentido. Creo que ése es el objetivo, es decir, mi deseo: dar a conocer un poco nuestras vidas. El documental en sí es un fuerte testimonio de una situación y, como digo en la película, creo que es la forma más aproximada de mostrar lo que las personas en situaciones físicas adversas podemos hacer.
¿“Madres con ruedas” se transformará en un proyecto de integración social del discapacitado…? No…no creo. En principio, es una motivación personal. En última instancia es una reunión de amigas. La intención de la película era mostrar cómo somos madres y cómo disfrutamos siendo madres.
¿Pensás que la película puede servir de ejemplo para gente en similares circunstancias? No, en principio no es la intención. Cada enseñanza de la vida es muy particular y personal. No suelo decir: “gracias a la polio pude ver de la vida tal cosa o la otra”… No, no creo en eso. Las experiencias son particulares y cuando uno se ve enfrentado a situaciones determinadas y límites, salís o no salís. No hay términos medios. Yo salí y lo cuento. Esto puede ser que sirva a alguien.
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